12 marzo 2006

Oro negro entre los dedos

"Syriana", de Stephen Gaghan

Creemos saber mucho sobre el petróleo, pero quizá sea menos de lo que pensamos. Seguro. Somos siervos de él, y lo seguiremos siendo por mucho tiempo. Sabemos que a las grandes potencias geopolíticas y muchas multinacionales del oro negro (algunas con beneficios superiores al PIB de unos cuantos países en desarrollo) les interesa mantener el status quo. Pero, ¿a nosotros no? ¿Cuántos están dispuestos a renunciar a nuestras comodidades? ¿dos, diez, cien? La pantalla desde la que lees esto está fabricada con derivados del petróleo. También la botella de agua que tienes al lado, que ha sido transportada gracias al petróleo y has traído a tu casa metida en una bolsa de plástico hecha con derivados del petróleo.

Como siempre, no podemos (no debemos) ser extremistas. Necesitamos el petróleo para evolucionar como sociedades, todo el planeta lo necesita. Sin embargo, no es aceptable que esas empresas que antes mencionaba boicoteen, retengan, aplacen en desarrollo de nuevas formas de obtener energía. No ya por motvos medioambientales y sociales (¿cuántos países productores de petróleo están al final de la lista de desarrollo de la UNEP?), sino porque ¿cuántos años más habrá disponibilidad de este recurso?

¿Cuántos conflictos, guerras, acuerdos en la sombra, muertos ha causado este recurso natural? Syriana, la película de Stephen Gaghan estrenada recientemente, hace un análisis directo, crudo, intenso y crítico sobre las implicaciones mundiales de nuestra dependencia del oro negro. Es una narración tan compleja como lo es la historia del petróleo. La historia pasada y la historia presente. Dinero, política, guerra sucia y ausencia de escrúpulos. Muy buenas interpretaciones (George Clooney, William Hurt) y buen guión. Id a verla y sorprendéos, pero antes dormid bien (¡por Júpiter!) porque hay que tener las orejas bien abiertas para comprender una parte de este entramado del que todos formamos parte.

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